CHAC MOOL

la misteriosa escultura mesoamericana

CHAC MOOL

El Chac Mool es una de las esculturas más enigmáticas del mundo mesoamericano. Su presencia, extendida en diversos sitios arqueológicos como Tula, Chichén Itzá y Tenochtitlan, revela no solo su relevancia ritual sino también la complejidad de las interpretaciones que se le han dado a lo largo del tiempo. Este análisis tiene como objetivo examinar las características formales, simbólicas y culturales del Chac Mool, considerando su función dentro del imaginario sagrado de las culturas mesoamericanas y su proyección en el discurso museográfico del Museo de la Cultura Maya.

La arquitectura del museo es una obra simbólica por sí misma. Inspirada en la ceiba, el árbol sagrado de los mayas, su estructura metálica recuerda las raíces profundas y ramas que conectan el cielo, la tierra y el inframundo. Este diseño no solo llama la atención por su estética moderna, sino que también establece una conexión espiritual con los valores y creencias de los pueblos originarios.

INTRODUCCIÓN

En el corazón del legado mesoamericano, el Chac Mool destaca como una escultura ceremonial de profunda carga simbólica. Aunque se asocia con la cultura maya, su uso fue compartido por diferentes civilizaciones del Posclásico mesoamericano (900–1521 d.C.), lo que lo convierte en una figura panmesoamericana. Su representación icónica —un personaje masculino recostado con las piernas flexionadas, el torso erguido y un recipiente sobre el vientre— ha sido motivo de múltiples interpretaciones por parte de arqueólogos, historiadores y antropólogos.

Descripción formal de la pieza

El Chac Mool presenta un diseño uniforme en sus variantes regionales: se trata de una figura humana reclinada, con las piernas encogidas y la cabeza girada hacia un lado. En su abdomen se encuentra un recipiente, generalmente circular o cuadrado, el cual servía para depositar ofrendas (México Desconocido, s.f.). En muchos casos, estas esculturas están talladas en piedra volcánica o caliza, materiales comunes en las regiones donde fueron halladas. Algunos ejemplares, como el encontrado en la calle Venustiano Carranza en Ciudad de México, conservan incluso restos de policromía original.

Distribución geográfica y contexto arqueológico

Aunque el término “Chac Mool” fue acuñado por el explorador Auguste Le Plongeon en el siglo XIX tras un hallazgo en Chichén Itzá, se han descubierto ejemplares similares en sitios toltecas como Tula, así como en el Templo Mayor de Tenochtitlan(F. J. Salazar Herrera, comunicación personal, 10 de junio de 2025). Esta dispersión geográfica apunta a una función ritual común en diferentes culturas, especialmente en contextos sagrados relacionados con el sacrificio y la ofrenda.

Función ritual y simbólica

El Chac Mool ha sido interpretado como un intermediario entre el mundo humano y el divino. Su función principal parece haber sido la de recibir ofrendas para los dioses, lo cual se evidencia por su ubicación constante en altares o frente a adoratorios (México Desconocido, s.f.). Las ofrendas podían incluir alimentos, incienso o incluso corazones humanos, lo que lo vincula a prácticas de sacrificio ritual.

 

En algunos contextos, como el mexica, se asocia con Tláloc, el dios de la lluvia, mientras que en Tula y otras regiones se le vincula con aspectos guerreros y elementos similares a los atlantes toltecas. En este último caso, se han observado esculturas de Chac Mool con navajones atados a los brazos y pectorales mariposa, lo que refuerza su posible representación como guerrero sacrificado o divinizado.

Interpretaciones simbólicas y evolución del significado

La identidad del Chac Mool no es unívoca. Algunos investigadores lo han considerado como un dios, un guerrero caído o incluso un ancestro divinizado. La multiplicidad de funciones y atributos sugiere que su significado pudo haber evolucionado con el tiempo y el contexto cultural. Los ejemplares mexicas conservan una asociación firme con Tláloc, mientras que los toltecas priorizaban sus vínculos con la guerra y el poder político. (F. J. Salazar Herrera, comunicación personal, 10 de junio de 2025).

Además, el nombre “Chac Mool” —que puede traducirse como “gran jaguar rojo” en maya yucateco— alude a elementos cosmológicos vinculados al color, al animal totémico y al simbolismo solar, lo que complejiza aún más su lectura iconográfica.

Importancia cultural y legado artístico

La escultura del Chac Mool no solo fue relevante en su época, sino que ha influido en expresiones artísticas contemporáneas. El escultor Henry Moore, por ejemplo, se inspiró en su postura y fuerza visual para crear figuras humanas reclinadas en el siglo XX. Esta resignificación artística da testimonio del poder visual y simbólico del Chac Mool, el cual continúa capturando la imaginación del espectador moderno.

El Chac Mool en el Museo de la Cultura Maya

En el Museo de la Cultura Maya, el Chac Mool ocupa un lugar preponderante dentro del discurso museográfico. Su presentación no solo enfatiza su carácter ritual, sino que también lo vincula con la cosmovisión maya que concebía el universo como un espacio en constante comunicación entre los planos terrenal, celestial e inframundo. La museografía del recinto permite al visitante apreciar la relevancia simbólica del Chac Mool como un eje conector entre lo humano y lo divino, destacando tanto su valor estético como su función espiritual.

El Chac Mool es una figura clave para comprender las prácticas rituales, la iconografía sagrada y las relaciones de poder en Mesoamérica. Su distribución regional, diversidad simbólica y continuidad artística demuestran su centralidad dentro de la cosmovisión mesoamericana. En el Museo de la Cultura Maya, esta pieza no solo se conserva como un vestigio arqueológico, sino que se proyecta como un símbolo de identidad cultural y espiritual, recordándonos la riqueza del legado indígena que aún perdura en el México contemporáneo.